Jesus also, that he might sanctify the people with his own blood, suffered outside the gate. Therefore, let us go forth to him outside the camp, bearing his reproach. For we have no continuing city here, but we seek one to come.
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Por Sr. John David Clark
La frase "os es necesario nacer de nuevo," vino del mismo Jesús. El Señor hizo está declaración a Nicodemo, un muy respetado anciano de Israel quien "vino a Jesús de noche." Jesús aclaró a su nocturno visitante que él estaba hablando de la nación de Israel por entero cuándo le dijo, "os es necesario nacer de nuevo." Ellos ya eran el pueblo de Dios por virtud de haber nacido fisicamente Judios, pero todavia habia un gran cambio viniendo, que les requeriría que nacieran de nuevo - esta vez espiritualmente - en orden para permanecer siendo el pueblo de Dios.
Jesús comparó el nuevo nacimiento al impredecible viento. El dijo, "el viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Jn. 3:8). Estas palabras son de muy grande importancia, porque en ellas Jesús nos dio una descripción del nuevo nacimiento, que aplica a "toda persona nacida del Espíritu." En otras palabras, Jesús nos a dado una señal que nos deja saber quien a nacido de nuevo y quien no.
Está señal, es un elemento en toda experiencia del nuevo nacimiento, es "¡su sonido!" Esté "sonido" del Espíritu causó completo movimiento en Jerusalén, cuando los discípulos fueron nacidos de nuevo "y fueron todos llenos del Espíritu santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen" (Hechos 2:4). ¡Sí, el sonido del viento de Dios, el cual nuestro Señor dijo que era la constante característica de toda experiencia del nuevo nacimiento, es el Espíritu hablando en lenguas por medio de la persona que lo recibe! Cuando el Espíritu santo es recibido, algunos puede que lloren, y algunos puede que rían, algunos puede que salten de gozo, y algunos puede que caigan postrados al piso. Algunos puede que sean vencidos con el poder de Dios, y algunos son tratados con mucha gentileza por el Espíritu. Pero la invariable evidencia de estar recibiendo el Espíritu, es la señal del sonido del Espíritu.
Una persona es nacida del Espíritu cuando recibe el Espíritu. Por esto es que Pablo escribió, "Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él" (Ro. 8:9). Cuando uno recibe el Espíritu, esto es llamado en las escrituras el "bautismo del Espíritu". Los discípulos recibieron el Espíritu (la promesa del Padre) en la mañana del Pentecostés, cuando fueron bautizados con el (Hechos 1:4-5). Los creyentes en Samaria recibieron el Espíritu, cuando ellos fueron bautizados con el (Hechos 8:14-17). Cornelio y los de su casa recibieron el Espíritu, cuando ellos fueron bautizados con el (Hechos 10:44-47).
Por lo tanto, ya que recibir el Espíritu es nacer de nuevo, y ya que recibir el Espíritu es ser bautizado con el, nosotros podemos decir que somos bautizados por el Espíritu dentro del cuerpo de Cristo (1Cor 12:13). O podemos decir que estamos bautizados en Cristo (Ro. 6:3; Gal. 3:27) o aun podemos decir "el bautismo nos salva" (1Ped. 3:21). Cómo sea que escojamos expresarlo, el nuevo nacimiento y el bautismo del Espíritu con la evidencia de hablar en lenguas son la misma experiencia. Lo cual pasa ahora así como Jesús dijo que pasaría, cuándo él por primera vez describió el nuevo nacimiento a un confundido anciano Judío llamado Nicodemo.
Todos los que reciben el Espíritu, hablan en lenguas o tienen "lengua de tartamudo"
(Is. 28:11-12) cuando lo reciben. Esto significa que si tu todavía no haz hablado en lenguas, todavía no has recibido el real Espíritu de Dios. De cualquier manera que sea, aun si ese es el caso contigo, no amigo, ¡no te desanimes! ¡Mejor, se agradecido de que el bautismo del Espíritu santo está todavía disponible!
Si "lenguas son por señal a los incrédulos", como Pablo dijo (1Cor. 14:21), entonces debiéramos preguntar, "¿Una señal de que?" La obvia repuesta para esto, es que hablar en lenguas es la señal de Dios para dirigir a los incrédulos hacia el camino de Cristo. El Espíritu que habla en lenguas a través de hombres cuando entra, es el Espíritu de Dios (1Jn. 4:1-3). Como un hombre dijo, "Cuando Jesús estaba aquí, él echó fuera espíritus mudos. ¡El no los da ahora a los hombres!" El Espíritu de Dios no es mudo. Él habla cuando entra, y ese sonido es por una señal para aquellos que están buscando el camino a la vida eterna. "bendito es el pueblo que conoce el gozoso sonido ", escribió el Salmista (89:15).
Este gozoso sonido es el sonido del Espíritu confesando a Cristo a través de aquel que le ha recibido (1Jn. 4:1-3), en un lenguaje que el hablante nunca ha aprendido. Eso es lo que Pedro llamó la "respuesta a una buena conciencia hacia Dios" (1Ped. 3:21), y esto es "mas seguro" que escuchar la misma voz de Dios viniendo desde el cielo (2Ped 1:17-19). Hablar en lenguas, es el "testimonio" que Jesús dijo que el Espíritu daría cuando viniera (Jn. 15:26-27). Dios ha dado este testimonio concerniente a su hijo, y éste es el "testimonio" que nos da poder para proclamar que Dios es nuestro Padre (Rom 8:15). Toda alma que rechaza el testimonio llama a Dios mentiroso (1Jn. 5:10). Esto es el "abismo" (del hombre) que "llama a la "profundidad"(de Dios) en tiempos de aflicción (Sal. 42:7). Esto es lo que significa para que los hombres "invoquen el nombre del Señor" (Sof. 3:9). Uno puede fácilmente entender, porqué Pablo estaba motivado a decir que nadie puede confesar Jesús es Señor, sin el Espíritu santo (1Cor. 12:1-3), porque es el Espíritu santo que da poder a los hombres para ser vivos testimonios para su gloria (Hechos 1:8).
Los discípulos fueron nacidos de nuevo en el día del Pentecostés, cuando un sonido de un viento santo venido del cielo sopló en un aposento alto. !Y su sonido fue oído por la multitud en Jerusalén - viniendo de lengua de los discípulos! En asombro, la multitud contempló a los discípulos tambalearse como hombres borrachos bajo el potente poder de Dios. Algunos burlandose decían que los discípulos estaban borrachos (Hechos 2:13). Sin embargo, Pedro inmediatamente dejó saber a estos equivocados espectadores, que los hombres y mujeres que ellos estaban mirando no estaban borrachos. Él les explicó, "Esto es lo que el profeta Joel profetizó" (Hechos 2:16), y lo que Joel había profetizado, era el derramamiento del Espíritu santo sobre los hombres - ¡el nuevo nacimiento! ¿Lo tienes?